Parasite, el olor de la pobreza

Parasite es una sátira sobre el mundo contemporáneo, tan hiriente como conmovedora. Parasite es la ¿comedia negra? del surcoreano Bong Joon-ho ganadora del Oscar a Mejor Película, rompiendo el dominio de las cintas habladas en lengua inglesa en los 92 años de historia de Hollywood.

¿Lucha de clases en pantalla?

La historia de Parasite es la historia de dos espacios cuya suma es el mundo, un mundo de guerra. Este mundo del siglo XXI que, aunque quiera aparentar que la lucha de clases pertenece a otra época, Bong Joon-ho logra definir de forma tan visual los perversos mecanismos del capitalismo neoliberal, a través de la supervivencia de cada uno de los núcleos familiares -los Kim y los Park-, para conquistar un espacio.

Mientras los Kim son una familia que vive en condiciones de pobreza, en los barrios bajos de Seúl, en un semisótano conocidos como Benjiha -refugios construidos durante la guerra de Corea-, los Park son una familia que vive en la opulencia, en lo alto de la capital coreana. Son los ganadores del capitalismo salvaje que se instrumentó en Corea en los últimos 40 años.

Los Kim son de clase trabajadora, inteligentes y solidarios para con su familia, sobreviven con trabajos mal pagados y efímeros. El señor Park es dueño de una empresa de tecnología. Ki-woo, el hijo de los Kim consigue ser el maestro particular de inglés de la mayor de los Park, un joven inteligente, que se las arregla para que toda su familia consiga trabajo con los Park.

Cuando Ki-woo consigue que toda la familia viva de los Park, se dan cuenta que la antigua ama de llaves también vivía con su esposo en el sótano de la casa, desconocido por los Park. Las dos familias pobres parasitan a los Park, pero, a lo largo de la película, Bong Joon-ho es tan hábil para sugerirnos que, en realidad los Park no podrían vivir sin los Kim o la ama de llaves; hacen su comida, lavan su ropa, limpian sus deshechos, educan a sus hijos, etc.

Parasite es la historia, la metáfora de una sociedad caníbal, donde todos somos parásitos de todos.

El olor de los pobres

A lo largo de la cinta, el director nos deja claro las separaciones de clase. Una escalera que asciende al éxito en el inicio de la película, u otra al final, que te lleva a la oscuridad y el fracaso del mismo.

En una entrevista conocida, el propio Bong Joon-ho afirma: “Todo, hasta nuestro olor corporal, es un asunto de clase.” Y esto mismo se ve reflejado en la película. Cuando el niño de los Park dice que la ama de llaves -la señora Kim- y el chofer nuevo -el señor Kim-, tienen el mismo olor. En otra escena, la pareja Park está acostada, platican del olor peculiar del chofer, huele a pobreza, a esas personas que viajan en el tren o el transporte público, acto seguido hacen el amor. Todo esto mientras los Kim están escondidos debajo de una mesa de estar, como insectos.

En la secuencia final, mientras Ki-Jung la hija de los Kim está moribunda, el señor Park apresura a Ki-Taek (el señor Kim), a que le de las llaves para llevar a su hijo al hospital, mismas que tiene el esposo de la antigua ama de llaves, el señor Park al intentar quitarle las llaves, se detiene un poco al percibir el olor de la pobreza, le molesta olor que desprende el pobre muerto.


Parasite no es una película condescendiente. No es el clásico pobres buenos vs los ricos sin escrúpulos. Más bien es la metáfora de una sociedad tan desigual que genera monstruos en todas las clases sociales. La solidaridad entre clases no existe, el desconocimiento del mundo donde viven los ricos también está presente. Con un final desolador, Bong Joon-ho nos deja claro que no hay salvación posible en una sociedad como la coreana (¿solo la coreana?), llena de muros que separan a ricos de pobres, donde la ilusión del ascenso social es un triunfo del capitalismo salvaje.

Ganadora también de la Palma de Oro del Festival de Cannes, Parasite no solo sorprendió por la estatuilla de Mejor Película, sino logró llevarse el premio a Mejor Película Internacional, Mejor Guión Original y Mejor Director para Bong Joon-ho.