AMLO y la 4T: Avances y pendientes, una crítica desde la izquierda

AMLO y la 4T: Avances y pendientes, una crítica desde la izquierda

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AMLO y la 4T: Avances y pendientes, una crítica desde la izquierda

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador a cumplido simbólicamente su primer año. Muchas cosas han pasado desde la noche del primero de julio de 2018. Ese día, empezó a derrumbarse un modelo político que llevaba algunos sexenios en crisis.

La insurgencia electoral que dio el triunfo a AMLO despedazo lo que se venía conociendo como el sistema del PRIAN y sus aliados del otrora partido de izquierda, el PRD. López Obrador fue capaz de armar un Frente Amplio pluriclasista que a punta de votos echó por la borda 30 años de política y políticos neoliberales, la mafia del poder.

A un año de gobierno formal, el Presidente López Obrador sigue conservando una popularidad que parece inquebrantable (70% de aprobación), y en un dejo de vanidad, el propio presidente a dicho que es políticamente indestructible.

Desde fuera de los circuitos de la democracia formal representativa (me refiero a los grupos de la izquierda social, intelectuales y la llamada izquierda radical), se debatió y debate mucho el carácter del actual gobierno. Se ha dicho que solo es una cara más amigable del régimen, que es un gobierno bonapartista, que AMLO no significaba más que una revolución pasiva para México y, hasta que es la encarnación verdadera del viejo populismo latinoamericano equiparado desde 2006 con Hugo Chávez.

Más allá de estas discusiones, muchas de ellas sin salida, lo que es cierto es que MORENA y AMLO patearon el tablero político de la vieja clase política mexicana. En este primer año de gobierno, existen ciertos indicios de que estamos ante un verdadero cambio de régimen.

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Pensar radical, actuar reformista


1. La cancelación del NAIM. En contra de todos los pronósticos, la decisión presidencial de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto, plagada de irregularidades, y que significaba un negocio altamente redituable para especuladores inmobiliarios y constructoras, dejó un precedente importante que todo el empresariado y poderes fácticos les ha costado entender: la vieja forma de hacer negocios con el Estado, de bajo del agua y para algunos cuantos privilegiados, el capitalismo de compadres, había terminado. Al presidente se le puede tachar de muchas cosas, pero al dia de hoy no se le puede tildar de corrupto.

2. Desaparición del Estado Mayor Presidencial. El nuevo gobierno se ha empeñado en demostrar, cada vez que puede, que la época de los derroches y dispendios a costa del erario público se ha terminado. Esa imagen donde el presidente era prácticamente inalcanzable para el ciudadano de a pie, López Obrador la ha tirado con sus apariciones públicas sin seguridad aparente. El Estado Mayor Presidencial fue, simbólicamente, la prueba de ese derroche de una presidencia imperial humillada el primero de julio de 2018.

3. Desde el año 2000 cuando AMLO fue electo Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, su perfil político salto a nivel nacional. Toda su fórmula política se resume en el lema “Por el bien de todos, primero los pobres”. Desde entonces el presidente ha sido coherente con esto La creación del Banco del Bienestar, la Pensión Universal para Adultos Mayores, las becas Benito Juárez y Jóvenes Construyendo el Futuro, apuntan a minar en cierta medida el rezago económico y de oportunidades para continuar estudiando. La política neoliberal, que apuntaba a mantener las finanzas macroeconómicas estables, es sustituida por una política social encaminada a distribuir los recursos entre los que menos tienen, peleando así los efectos de la crisis económica que se remonta a 2008.

Aunque el presidente ha dicho que se ha dado por terminado el neoliberalismo en México, sabemos que este no se puede cancelar por decreto. Lo que sí vemos, son señales y acciones que apuntan a afirmar que, la separación de política y economía es una realidad en el México obradorista. Desde el sexenio de Miguel de la Madrid y hasta el de Peña Nieto, la época neoliberal, la economía tuvo primacía sobre la política. El presidente López Obrador ha demostrado que nunca más los intereses económicos y de facción estarán sobre los intereses de la nación.


AMLO y la 4T: Avances y pendientes, una crítica desde la izquierda
Los Pinos pasó de ser la Residencia Presidencial, a un museo abierto al pueblo de México. / Foto: Notimex


4. Lucha contra el huachicol. Durante los gobiernos neoliberales, como sistema se mantuvo el dejar hacer y dejar pasar, generando una bola de nieve gigante de corrupción en todos los niveles de gobierno. La decisión presidencial de enfrentar directamente las tomas clandestinas de combustible, el huachicol, que generaba un desfalco multimillonario de las arcas del Estado, es una vez más, un botón de muestra de que este gobierno está decidido a sanear las finanzas públicas y poner orden en todos los niveles de gobierno. Esto aunado a las recientes cargos de corrupción contra el ex Director de PEMEX Emilio Lozoya Austin y la ex Secretaria de Desarrollo Social Rosario Robles, hacen pensar que se acabaron los días de los funcionarios de alto nivel intocables ni con la coma de una ley.

5. Si bien el primero de julio del 2018 MORENA conquistó, a punta votos el aparato del Estado, no se puede decir que AMLO haya conquistado enteramente el poder político. Para eso tienen que pasar muchas cosas aún, lo es cierto es que en esa batalla de ideas, de conquista por el sentido común, el presidente ha logrado contener y en muchos casos, neutralizar los ataques mediáticos en su contra. ¿La fórmula? Las mañaneras.

Todos los días, durante dos horas, el presidente confronta, debate y pone la agenda del día. Esta fórmula, las mañaneras, tuvo su ensayo en la época que López Obrador fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Ahí él comprendió que no seria buscando espacios en los medios tradicionales de comunicación, desde donde podría enfrentar la andanada de mentiras de la canalla mediática.

Las mañaneras se han convertido en el vehículo cotidiano desde donde el presidente se comunica con el pueblo, desde donde desmiente las mentiras orquestadas a lo largo del día por una oposición acostumbrada a la mentira como arma política y hoy, derrotada moralmente por un López Obrador que llena el espacio político entero. Nunca antes un presidente se sentía tan cercano a sus gobernados, el presidente acompaña a la hora del café y el desayuno, el presidente no necesita una entrevista a modo para comunicarse con sus gobernados. Está claro que, además de ser un político avezado, AMLO es un excelente comunicador.

Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (EPN) se gastaron en publicidad 60 mil millones de pesos (la UNAM cuenta con un presupuesto de 45 mil millones), todo ese dinero fue a parar a empresas privadas, mal negocio si pensamos que ENP dejó el poder con solo 12% de aprobación. Según Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR) este año en publicidad oficial se van a invertir solo 2 mil millones de pesos, al final del sexenio de AMLO se gastaría solo un 10% de lo entregado por EPN a las empresas de telecomunicación privadas.


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Foto: EL PAÍS


6. Recuperación de la vocación latinoamericanista de la política exterior. El canciller mexicano Marcelo Ebrard y su actuación en los intentos de desestabilización e intervención militar por parte de Estados Unidos y las Oligarquías cipayas en Venezuela, nos muestran también un señal de recuperación de la vocación latinoamericanista histórica de la política exterior mexicana. Bajo la máxima juarista de el respeto al derecho ajeno, el canciller, con la aprobación del presidente, ha jugado un papel importante como mediador del conflicto.

La reprobación de la delegación mexicana, en días recientes, de la intentona de aplicar el TIAR (tratado neocolonial de Estados Unidos para América Latina) en Venezuela por parte de países de la OEA con EU a la cabeza, por considerarlo excesivo y violatorio de la soberanía venezolana, no hace más que reforzar la idea de que las salidas militares en América Latina han quedado canceladas, y que el diálogo y la negociación deben ser la moneda de cambio para dirimir los conflictos internos de los países. La posición mexicana, plausible, vuelve a tener el peso histórico que tuvo hasta los años 80 del siglo pasado. Época en la cual, los políticos neoliberales nos hicieron creer que eramos mas cercanos a la vida y visión norteamericana, en desconocimiento de los lazos históricos y culturales que nos hacen ser un pueblo más de Nuestra América.

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En momentos donde parecía que se llegaba al ocaso de los gobiernos nacional populares en América Latina, cuando los Macri y los Bolsonaro hacen de las suyas en nuestra región, el gobierno mexicano, una vez más, patea el tablero regional y refuerza la idea de que en verdad los vaivenes de la política, la correlación de fuerzas y el enfrentamiento de proyectos contradictorios (el Neoliberalismo y los gobiernos de izquierda nacional populares), está en su apogeo. Los cantos de sirena que anunciaba la excepcionalidad de los gobiernos populares en América Latina, se derrumba viendo la derrota reciente de Macri en la Argentina, y el desastre social y medioambiental de Bolsonaro en el Brasil. La disputa política en América Latina es un campo de batalla abierto, donde México recobra un papel de primer orden, por lo demás histórico.

Una revolución se construye sorteando las contradicciones


Como ya mencione, AMLO y MORENA tomaron el aparato del Estado, pero no se puede decir que han conquistado el poder político aún. No solo ocupando las instituciones formales del Estado es como se conquista el poder. La batalla más importante aún no se ha dado, y esa no es otra más que conquistar el sentido común de la población. La batalla de ideas de la que hablaba Fidel Castro es aún más difícil y larga que la simple conquista electoral. El sentido común, la visión de lo que es bueno y lo que es malo, la capacidad de conquistar la voluntad nacional popular sigue abierta.


No es fácil de-construir treinta o cuarenta años de forma de ser neoliberal. Siguen ahí los empresarios rapaces, los especuladores inmobiliarios; los líderes sindicales corruptos, la vieja clase política que se niega a soltar sus privilegios; la violencia en todo el país (heredada), pero que este gobierno está en la obligación sino de desaparecer, si de disminuirla considerablemente, ya que es un problema estructural y no coyuntural.

Si bien el presidente debe estar en el día a día, ejecutando acciones, también es cierto que MORENA, sigue sin convertirse en un partido, un instrumento político real. MORENA es una maquinaria electoral exitosisima, pero para pasar de eso a una verdadera institución política, que piense los grandes problemas nacionales, ideé estrategias de largo aliento, que piense el país a largo plazo, aún falta mucho. Todo indica que Yeidckol Polevnsky no seguirá en la presidencia del partido, faltará ver qué grupo ocupará el cargo, para saber cuál será la hoja de ruta de un movimiento que aspira a ser partido.

A un año de gestión, dos temas preocupan, el propio presidente los mencionó el pasado 1 de septiembre: la economía y la seguridad.

La Guardia Nacional sigue sin dar los resultados esperados. Esto se veía obvio, ya que la idea de combatir el fuego con fuego, sigue repitiendo el patrón de Calderón acá. El fuego se apaga por falta de oxígeno, así, la idea de cortar los recursos económicos (el oxígeno) a los grupos delincuenciales aún no se ha anunciado, o por lo menos, no se ve en puerta. La violencia sistémica, la pedagogía de la violencia ejercida desde 2006 por parte del Estado, es un problema estructural, y no coyuntural, a la Guardia Nacional solo le quedan 5 años en las calles. Esperemos que López Obrador y su gabinete de seguridad sean lo suficientemente inteligentes para apretar y corregir donde sea necesario.

En el caso de la economía, como ya se mencionó, el nuevo gobierno aspira a separar lo político de lo económico, un cambio de régimen, del viejo régimen neoliberal, exige esta separación. El mayor incremento al salario minimo despues de 30 años de neoliberalismo (30%, por debajo de la inflación del 3%), el gasto social reflejado en becas en todos los niveles educativos, pensión universal a adultos mayores, jóvenes construyendo el futuro, la construcción del Tren Maya, la siembra de un millón de hectáreas de árboles maderables y frutales en el sur del país, y la rehabilitación de la refinería de 2 Bocas y la construcción de 6 mas refinerias, apuntan a un gobierno que procura el desarrollo económico del país, alejado de las preocupaciones macroeconómicas del pasado.

Por lo demás, para darle un golpe real a la llamada muerte del Neoliberalismo en México, se debe impulsar una reforma fiscal, aunque esa no se vislumbra aún en el panorama nacional. Quizá Lopez Obrador esté esperando un mejor momento para plantearla. De no ser el caso, las fuerzas populares deben empujar esta demanda nacional, y hacer correr aún más a AMLO a la izquierda del tablero político.

Si bien en pasados gobiernos se mantenían saneadas las finanzas macroeconómicas, el costo social era incalculable, llevando al país a convertirlo en un cementerio ensangrentado. Veremos si el gobierno actual logra redistribuir la riqueza nacional de manera efectiva entre los que menos tienen, y así darle sentido real al carozo de AMLO; por el bien de todos, primero los pobres.

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