![]() |
Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro. |
Segunda parte de un análisis del momento tan importante que vivimos en América Latina.
Los tres países que pueden cambiar el curso de la historia para Nuestra América.
Originalmente el texto apareció en la pagina de180grados.com
Este año tres acontecimientos políticos están cambiando el mapa político de América latina.
La sorpresa colombiana
Ya tenemos resultados electorales en Colombia, donde el candidato de la izquierda, el carismático Gustavo Petro, consiguió la mayor votación para la izquierda colombiana. En la segunda vuelta electoral Petro consiguió la histórica votación de 8 millones 34 mil 189 votos, contra los 10 millones 362 mil 80 votos del candidato del uribismo, Iván Duque.
Nunca en la historia reciente de Colombia la izquierda alcanzó tal cantidad de votación. La esperanza de cambio y la profundización del proceso de paz, fueron los factores que atrajeron las simpatías nacionales e internacionales. Petro consiguió el apoyo de intelectuales de la talla de Noam Chomsky, John Maxwell, J. M. Coetzee, Thomas Piketty, Boaventura de Sousa Santos, Antonio Negri, Slavoj Žižek, Ignacio Ramonet, Piedad Córdoba, e Ingrid Betancourt entre otros.
Gustavo Petro volverá al Senado colombiano, desde donde, anunció, se convertirá en una verdadera oposición al gobierno uribista: “volver al Senado para dirigir un pueblo que debe mantenerse activo y movilizado”. En campaña, el candidato de la izquierda prometió una defensa férrea del acuerdo de paz, que el año pasado desarmó a la exguerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), y de una serie de reformas políticas y económicas para terminar con la hegemonía derechista en el país cafetalero.
Con el abanderado de Colombia Unida en el Senado y las FARC hoy convertidas en partido político oficial (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común), el escenario político colombiano es más que complejo. Es posible augurar una lucha política abierta y frontal contra el nuevo gobierno de Iván Duque, hijo político del genocida paramilitar, Álvaro Uribe Vélez. Hay que observar con detenimiento cómo se desarrollan a futuro los acontecimientos en el país andino.
El miedo a Lula
Por otra parte, en Brasil, el gobierno de facto de Michel Temer ha hecho hasta lo imposible para inhabilitar a Luiz Inácio Lula da Silva. Temer y una camarilla que, a través de un uso faccioso de la ley brasileña, derribaron a Dilma Rousseff hace un par de años, pretenden borrar políticamente al exlíder metalúrgico y a la izquierda amazónica.
En una intensa votación, el Tribunal Supremo de ese país condenó a 12 años de cárcel a Lula por los delitos de corrupción leve, lavado de activos y tráfico de influencias. De inmediato el apoyo a Lula se hizo presente en las calles y esta semana se presentó otro recurso para la excarcelación del líder del PT; se espera que, en los próximos días, Lula salga de su prisión en Curitiba y pueda presentarse a las elecciones generales en octubre próximo. (Cabe destacar que, a pesar de estar prisionero, Lula sigue liderando las encuestas con amplio margen sobre los otros candidatos [1].)
Michel Temer, el presidente más impopular de la historia reciente del Brasil, y la oligarquía brasileña, saben que Lula representa la esperanza de cambio. El pueblo intuye que con Lula las clases populares brasileñas podrán aspirar nuevamente al mejoramiento de sus condiciones materiales de vida, y a retomar la senda del progreso iniciada en el primer gobierno del ex líder obrero.
![]() |
Luis Inacio "Lula" Da Silva |
La esperanza de López Obrador
En México, después de tres intentos presidenciales, y un fraude descarado en 2006, el candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia” (MORENA-PT-PES), Andrés Manuel López Obrador, se encamina a ser el próximo presidente de México. López Obrador ha logrado concitar las voluntades de la mayoría del pueblo mexicano.
Desde 2006, gracias a la injustificada guerra contra el narco desatada por Felipe Calderón, México se ha convertido en un enorme cementerio. Mayo de 2018 se convirtió en el mes más violento en la historia del país, con 2 mil 890 víctimas por homicidio doloso, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Del mismo modo, se han registrado 13 mil 298 víctimas en lo que va del año, lo que supone un nuevo récord para administración de Enrique Peña Nieto, convirtiendo su sexenio en el más sangriento de los últimos tiempos; incluso por delante del encabezado por su predecesor, Felipe Calderón Hinojosa, que acabó con la terrible cifra de 102 mil 859 asesinatos durante sus seis años de Gobierno [2], por los 107 mil asesinatos [3] 5 meses que termine este sexenio.
López Obrador ha dicho que, de confirmarse la predicción victoriosa de las diversas encuestas realizadas, como presidente iniciará un proceso de amnistía y pacificación del país. La lucha anticorrupción ha sido la bandera de su campaña, y la piedra angular de un discurso más moderado, en comparación con el de 2006. Los críticos de AMLO han señalado su acercamiento con el empresariado nacional, y las figuras de Alfonso Romo y Tatiana Clouthier en primera línea de la campaña confirman esta moderación del discurso.
Según la última encuesta del periódico Reforma [4], AMLO roza el 51% de las preferencias electorales, seguido de lejos por el candidato de la derecha Ricardo Anaya con 27%, hoy sumido en escándalos de corrupción y uso indebido de las funciones públicas cuando fue Diputado Federal. Muy atrás se encuentra el abanderado del PRI José Antonio Meade con 19% de las preferencias.

López Obrador ha logrado lo impensable: ha facturado a la clase política mexicana, históricamente unificada en su contra.Y aunque la sombra del fraude electoral sigue rondando, la estructura de MORENA y los simpatizantes de la candidatura de AMLO, deberán estar atentos ante cualquier anomalía el próximo 1ro de julio. Además, necesitarán exigir al Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, claridad en el proceso y limpieza en los resultados electorales.
AMLO ha logrado construir en el sentido común de la gente la idea del cambio político posible; logró fracturar el bloque hegemónico creando una crisis política al interior de los partidos políticos tradicionales. El pueblo sabe y está dispuesto a terminar con este sistema de sangre y explotación; sabe que un sistema así no puede seguir operando en el México del siglo XXI.
Si bien es cierto que la sola llegada de AMLO a Palacio Nacional no es garantía de transformación, sí posibilita la mejora de las condiciones políticas, económicas y de seguridad en el país. La izquierda electoral en México está a muy poco de conquistar –por primera vez en la historia del país- la Presidencia. Podría conseguir la mayoría simple en la Cámara de Diputados, y en ese momento iniciar la lucha de clases para conquistar el poder político en la nación azteca.
La presidencia de AMLO abre la puerta de un mejor escenario de batalla contra el neoliberalismo en México; aunque éste no se dará de forma automática. El propio programa de López Obrador es un recetario de medidas neo keynesianas moderadas. El tabasqueño pretende dar un impulso al desarrollo capitalista en México, a la manera del General Lázaro Cárdenas en el pasado mexicano, o de Lula da Silva en la historia moderna de América Latina. Esto de entrada no está mal; solo que, al ser tibio ese impulso, no puede romper con la histórica dependencia económica del país.
De llegar el tabasqueño a la presidencia de México, las tareas para la izquierda electoral -y no electoral-, y para los hombres y mujeres de buena voluntad en México, son muchas y de distintos niveles:
- Apoyar a las movilizaciones en las calles del campo y la ciudad, a la toma de tierras por parte del campesinado pauperizado, y a la insurgencia sindical, que en varios sectores se prevé.
- Ayudar y estar atentos a la unificación de las distintas luchas medioambientales, de derechos humanos, LGBTTTIQ, de madres y padres de desaparecidos, etc. Tener la voluntad de terminar esta guerra civil interna.
- Recuperar la soberanía energética del país, echando para atrás la reforma energética de Peña Nieto que entregó a las compañías extranjeras la explotación y riqueza del petróleo mexicano. Que PEMEX vuelva a las manos de sus dueños originales, el pueblo mexicano.
- Reorientar la política exterior. De una política servil a los gobiernos del PAN y del PRI, a una política enérgica contra los ataques del presidente Donald Trump. Recuperar la visión latinoamericanista que durante años siguió la diplomacia mexicana, y que se abandonó desde la puesta en marcha del TLC.
- Y no menos importante: rescatar al partido MORENA de la desbandada de oportunistas de derecha e izquierda, aduladores y cargaportafolios que quieren apoderarse del instituto político.
- López Obrador significa la esperanza de un pueblo, el hartazgo de las clases populares y la necesidad de construir un futuro mejor para las y los mexicanos.
Como diría el ex presidente Rafael Correa, América Latina vive momentos de cambio de época. Serán los pueblos movilizados, en las calles del campo y de la ciudad, los que conquisten, con sus propios medios, la soberanía, la independencia y la posibilidad de tener futuro. La moneda está en el aire.
Notas
1 - TeleSUR, “Lula lidera encuestas con amplio margen de ventaja en Brasil”. Enlace: https://www.telesurtv.net/news/lula-lidera-encuestas-amplio-margen-ventaja-brasil-20180628-0020.html
2 - SinEmbargo, "Este sexenio sumó más muertos ya que el de Calderón. Peña bien, de viaje, en una feria en Alemania". Enlace: http://www.sinembargo.mx/21-04-2018/3410194
3 - El Financiero, "Los muertos de Peña". Enlace: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/raymundo-riva-palacio/los-muertos-de-pena
4 - Animal Político, “AMLO lidera la encuesta en Reforma”. Enlace: https://www.animalpolitico.com/2018/06/amlo-lidera-encuesta-reforma/