
El distanciamiento del PRD a través de la ausencia de su dirigencia el día de ayer domingo, demuestra como éstos están llenos de alegría de la salida formal de AMLO del PRD. La candidatura de derecha (opción socialdemócrata) de la izquierda, encabezada por Marcelo Ebrard, tiene el camino libre dentro del PRD. Aunque suene ingenuo, los morenos tendrán que discutir el papel del liderazgo de AMLO de cara a la construcción de una opción real de cambio. Desde 2006 AMLO ha manejado los hilos del movimiento, lo ha contenido en momento de ejercer presión social y progresivamente se ha corrido a la derecha. De este modo, en 2012 tenemos una versión descafeinada del Peje del 2006 – El día de ayer dijo que no traicionaría a la clase media de este país, y daba las gracias a esos empresarios demócratas y nacionalistas. Eso está bien, pero no escuche nada en relación a los más pobres y desamparados de este país, ¿a esos si los puede traicionar?
Con el llamamiento de conformar Morena como partido, se ha especulado de la estructura que adoptara el nuevo instrumento político, (aquí no pretendo discutir ese amplio debate) doy por hecho que se dará su organicidad. Lo que no puede permitirse es el anquilosamiento y la burocratización del nuevo posible partido.
La nueva organización (sic) tendrá dos opciones:
1. Ser uno más del sistema de partidos reinante en el país, repitiendo de distintas formas, los usos y costumbres del PRD (dirigencia unipersonal, tribus, etc.) y de la cultura priista heredada (pues ¿de donde saldrán sus militantes y comités de base?), y
2. Convertirse realmente en una opción de cambio, donde la discusión de fondo sea cotidiana en las asambleas y comités del nuevo partido. Si no termina de dilapidar el capital político que aun hoy (16 millones de votos) conserva AMLO, el Morena se convertirá en el partido de centro izquierda con posibilidades de concentrar la voluntad nacional-popular de los explotados, pero para esto deberá AMLO de tener una política de alianzas, hoy inexistente, con los diferentes movimientos sociales, sindicales, campesino-popular, de la diversidad sexual y estudiantil. No pensando en 2018, sino mas bien para evitar la debacle nacional y ser un contrapeso real (como se intento en 2006) a las acciones de EPN y la camarilla mafiosa de la cual es su empleado en los próximos 6 años. Esta es una más de las posibles vías de convertir al Morena en el partido de los movimientos, tal como se constituyo el MAS en Bolivia, la Alianza País del Ecuador, el Frente Amplio en Uruguay o el Polo Patriótico en Venezuela.
El Morena y el propio AMLO tienen ante sí una oportunidad real de pasar a la historia como verdaderos servidores del pueblo ó como todo lo indica, como traidores de la voluntad popular.
Habrá que seguir de cerca el curso de los acontecimientos.