El Cardeniso y el movimiento obrero latinoamericano

El Cardeniso y el movimiento obrero latinoamericano

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El Cardenismo y el movimiento obrero latinoamericano.
El caso de la CTAL.
1.0
Partimos de la idea de que el sexenio del General Lázaro Cárdenas impacto no solo la vida política y social de México, también tuvo resonancia a nivel continental, y sobre todo en la clase trabajadora del continente. Ahora bien, sólo mencionaremos en líneas generales, los mecanismos desde donde el sexenio cardenista, sustento su hegemonía y su proyección a fututo, esto es, un Estado de corte nacionalista y populista que funcionaría a lo largo de 40 años.
Existe cierto consenso al enumerar los mecanismos y acciones tomadas por el régimen cardenista para cimentar su hegemonía[1], básicamente fueron seis:
  • La Reforma Agraria que impulso a lo largo de su sexenio, en el cual repartió alrededor de 18 millones de hectáreas.
  • Con la venia presidencial, se crea la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el 22 de agosto de 1936, bajo el liderazgo de Vicente Lombardo Toledano.
  • Expulsión del país del Jefe Máximo Plutarco Elías Calles, con esto pone fin al Maximato y deja el camino fértil para que se inicie la vida institucional del país.
  • Nacionalización de las industrias petroleras en marzo de 1938.
  • Creación de la Confederación Nacional Campesina (CNC) en agosto de 1938, la mas grande central campesina del país hasta entonces.
  • Refundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM)[2], donde la hegemonía era cardenista, este partido en realidad era un frente popular ya que estaba compuesto por diferentes sectores (obrero, campesino, popular y militar).
En este escenario, vallamos a ver su repercusión a nivel latinoamericano.
2.0 Periodo de crisis.
Como es sabido, la crisis económica de 1929 repercutió de sobre manera y transformo las relaciones económicas de los países, atrás quedaron los tiempos de la Belle Époque. Las medidas llevadas a cabo por las diferentes naciones, encaminadas a paliar la crisis fueron de diferentes características. En Europa, a raíz del crack del 29 fue el ascenso de gobiernos de corte fascista, como el de Mussolini y Hitler.
En los EU, la política de Buena Vecindad impulsada por el gobierno de Franklin D. Roosevelt fue la respuesta a esta crisis sistémica. En América Latina, gobiernos de corte nacionalista y populista como los de Getulio Vargas en Brasil, Juan Domingo Perón en Argentina y del General Lázaro Cárdenas, quizá los más representativos[3], fueron la respuesta a este momento de crisis.
Ahora bien, como hemos visto en el apartado anterior, el régimen cardenista había logrado consolidar en Estado fuerte, que respondía en la medida de sus posibilidades a la crisis económica mundial. Lo importante ahora era consolidar el Estado, nunca más nadie por fuera de las instituciones. De este modo, la CTM se convertiría progresivamente en un obstáculo para esta consolidación democrática, sobre todo su líder Lombardo Toledano.
Lombardo Toledano, que desde los años de la CROM y la CGOCM, se había convertido en el más importante líder del movimiento obrero del país, se convertía junto con la CTM, progresivamente en actores fundamentales de la vida política de México.
Tanto Cárdenas como Lombardo, sabían de buena manera, que si no lograban propagar su ideología a lo largo del continente, el país seria un blanco fácil para el imperialismo ingles y norteamericano, sobre todo después de la expropiación de la industria petrolera. Es así como en septiembre de 1938, a iniciativa de la CTM y con la venia del gobierno cardenista, se crea la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL).
2.1 ¡Unidad a toda costa!
De este modo, la CTAL se convirtió en la mas grande central obrera de latinoamérica en el periodo de la Segunda Guerra Mundial. El recibimiento positivo que tuvo dentro del movimiento obrero latinoamericano, no se podría explicar sin la Revolución Mexicana y el actuar del General Cárdenas, ya que como apunta Lourdes Quintanilla, este significaba:
México representaba la reforma agraria; la expropiación petrolera; el antiimperialismo; la “revolución”. El gobierno mexicano exportaba con el lombardismo, su revolución burguesa[4].
Ahora bien, si internamente Lombardo Toledano había coadyuvado en la construcción de la hegemonía cardenista, esta se sustentaba en su forma de hacer y entender la política, y el movimiento obrero en general. Se ha dado en llamar lombardismo en el terreno sindical al actuar de Lombardo Toledano, el cual implica una alianza entre el Estado y los trabajadores[5]. La organización sindical era considerada una herramienta de presión, con un frente de masas y dotada de una línea política independiente dentro de la Revolución Mexicana. Como se ve, esta alianza servía al movimiento obrero para hacer cumplir los derechos sociales consagrados en la Carta Magna, esto claro, sin salirse de los límites impuestos por la misma.
De este modo, el Estado se apoyaba y era proclive a organizar a los obreros contra todo aquel que se opusiera a la modernización del país, quiero decir, a la modernización del sistema capitalista.
El peligro del nazi-fascismo era latente ya desde 1937, de este modo, el nacimiento de la CTAL estará marcado por el signo de la polarización, entre los “gobiernos democráticos” y los fascismos europeos. Por otro lado, la insipiente clase trabajadora latinoamericana, era eso, una insipiente clase que para la década de 1930, todavía estaba en formación. De este modo, a la cita de septiembre de 1938, acudieron representantes de centrales obreras de: Chile, Venezuela, Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Colombia, Nicaragua, Cuba, y la CTM por México. La mayoría de ellas se habían formado uno o dos años antes, exentando la de Nicaragua, que se había fundado en 1924[6]. A esta reunión asistieron 32 delegados de 12 países, además de los delegados invitados de la CGT de Francia, la UGT española y la CIO norteamericana[7].
Como se ha señalado, las condiciones mundiales preveían un escenario de guerra, de este modo no es gratuito que en el acto de fundación, Lombardo Toledano halla hecho un llamado a la unidad, unidad entendida como la unidades del movimiento obrero contra los peligros del fascismo, el cual, justa o injustamente, se veía como un peligro para la América Latina.
Este llamado a la unidad se expresa en los siguientes términos:
Independiente mente de los problemas tradicionales de las tiranías criollas de América Latina, de las fuerzas imperialistas que aherrojan sus derechos en los pueblos latinoamericanos, una fuerza nueva, desconocida en América, tiene ya suficiente poder para constituir en esta hora un factor de profunda perturbación en el devenir inmediato de nuestros países. Esa fuerza es el fascismo[8].
Ahora bien, pasemos a ver cual era su programa.
2.2 Del reformismo o la colaboración de clase.
Dentro del acta declarativa, la CTAL afirmaba realizar esfuerzos para alcanzar la restitución del régimen social dominante, por un régimen de justicia y de plena democracia. Esto significaba alcanzar las mejoras necesarias para mejorar las condiciones materiales y morales de las masas trabajadoras de la América Latina. De este modo, en el fondo, se estaba proponiendo una alianza entre los trabajadores organizados y el Estado para alcanzar esta meta[9].
Haciendo un llamamiento a la unidad, la CTAL se formaba por la afiliación de grandes centrales obreras de cada país, que fueran realmente representativas del movimiento obrero de sus naciones. De este modo se intentaba que, cada país hiciera un esfuerzo por construir grandes alianzas a lo interno que desembocara en la afiliación a la CTAL.
De este modo, los ejes centrales de la lucha apuntaban a la lucha de clase, conformando un frente único de batalla y se estaba a favor del internacionalismo proletario, esto ultimo en consonancia con el a III Internacional Comunista.
Bajo estos ejes, la Confederación luchaba por el respeto a los derechos laborales y la promulgación de leyes que ayudaran a dignificar a los trabajadores. Con esta misión, la Confederación n dudaría en apoyarse en el cumulo de fuerzas acogida en su seno, peleando por el respeto a los derechos obreros, la libertad de organización, la libertad de asociación y, lo mas importante, el derecho que tienen los obreros a luchas a través de la huelga.
En el mismo acto, se afirmaba que no sólo la organización debía de servir para conquistar ciertas demandas obreras, también estaban en la obligación, haciendo un llamado a los asociaciones obreras de cada país, a tener una injerencia real en la política económica de sus respectivas naciones. Esto se traducía en: control del gobierno en importaciones, exportaciones y control de cambio; intervención máxima de la planificación de la producción e intercambio[10]. Bajo este esquema, se podría armonizar la convivencia entre los diferentes Estados.
Así se cumplía la máxima lombardista, la alianza entre el Estado y las clases trabadoras se hacia realidad, por un lado ayudar a la modernización de la sociedad[11], y por otro crear un frente común contra el enemigo en turno, el fascismo. Este último era visto por Lombardo Toledano como:
La expresión del régimen burgués en decadencia, que se ha visto obligado a emplear la tiranía para poder prevalecer en los países mas llenos de problemas domésticos y de problemas de orden internacional y, que por su propio origen y finalidades, lo convierte no sólo en una forma barbará de gobierno, sino en una grave amenaza para toda la Humanidad[12].
En el marco de la Segunda Guerra Mundial, la CTAL consideraba a esta como una guerra interimperialista. En la cual, además de los mercados económicos, se disputaba una batalla entre el mundo de libertades y democrático, frente a los gobiernos dictatoriales de corte fascista. Es así como la Confederación acogió en su seno la política del New Deal del presidente norteamericano Roosevelt.
Esta posición se justificaba bajo la premisa de que, bajo el fascismo, no existían los derechos de asociación, no se podría formar sindicatos independientes del gobierno, y en el cual no existía el derecho de huelga. En cambio, a pesar de todas la inequidades sociales y económicas de las democracias burguesas, si era permitido luchar, crecer y asociarse para superar el esquema de dominación.
Esto llevo a acogerse a la política norteamericana del panamericanismo, creando un frente común contra el fascismo. Esto llevo a Lombardo Toledano, en su carácter de secretario general de la CTM y dirigente de la CTAL, a hacer esta declaración:
No faltaran los reaccionarios, los patrones provocadores al servicio del fascismo, (…), que trataran de provocar a los obreros para ir a la huelga sistemática para crear zozobra y decir: el proletariado quiere ir a la revolución social aprovechando la guerra europea. A partir de hoy, NINGUNA HUELGA, camaradas, hasta que se hayan agotado los medios pacíficos de lucha[13].
De este modo, se había abandonado todo viso de una transformación social radical, ya que a partir de aquí, las líneas políticas llevadas a cabo por la CTAL, esto es: apoyo a los gobiernos democrático burgueses; alianza entre las organizaciones obreras y el Estado; y la recomendación de hacer huelgas, la Confederación renunciaba, sin decirlo, a la construcción de una sociedad equitativa, solidaria, esto es, a la construcción del socialismo.
Para finales de la guerra, la reconfiguración del mundo era otra, donde ahora existían dos potencias dispuestas a disputarse la hegemonía del mundo: por una lado, EU y la sociedad occidental; y otro la URSS, y el campo comunista del este europeo, donde el socialismo en un solo país se volvió la doctrina dominante. Iniciaba así el ciclo de la Guerra Fría.
Con la derrota de Alemania, la postura de unidad panamericana ante el fascismo había llegado a su fin. Aunque para 1944, con la proximidad del fin de la guerra, la CTAL contaba con cerca de 3 millones y medio de agremiados[14], y parecía rebozar de vitalidad, con el fin de la guerra el pacto entre el Estado y los obreros ya era injustificable, de este modo fue progresivamente en declive.
Se hicieron intentos para salvar a la CTAL, Lombardo retomo sus discursos contra el imperialismo norteamericano y el gran capital. Incluso la antes odiada CGT argentina, de corte peronista[15], fue reivindicada por la CTAL, pero la suerte ya estaba echada, con la creación de la OEA y el anticomunismo que permeo los primeros años de la guerra fría, la CTAL estaba condenada a la desaparición.
En 1945 se crea la Federación Sindical Mundial (FSM), de corte comunista, a la cual se adhería la CTAL, de este modo, en 1963 Vicente Lombardo Toledano declaro concluida “la misión histórica” de la CTAL, comprendiendo la necesidad de readecuaciones para abordar el nuevo período[16].
Así era como dejaba atrás el papel de avanzada que le toco cumplir en el periodo mas importante del siglo XX para nuestra América, ser el motor en momentos de crisis de la masa trabajadora, ayudando a la modernización de la estructura productiva, ayudándose de la colaboración de clase y la alianza temporal con el Estado capitalista, de corte nacionalista y populista latinoamericano.
Tal ves el gran error que cometió la CTAL, fue aquel que José Revueltas criticaba al sindicalismo mexicano, este es, estar siempre debajo de la venia del Estado.
Bibliografía
· Córdova, Arnaldo. 1976. La política de masas del cardenismo. ERA. México.
· Garrido, Luis Javier. 1989. El partido de la revolución institucionalizada. La formación del nuevo Estado en México 1928-1945. Siglo XXI. México.
· Medin, Tzvi. 1972. Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas. Siglo XXI. México.
· Melgar Bao, Ricardo. 1989. El movimiento obrero latinoamericano II. Historia de una clase subalterna. Alianza Editorial, Colección Los Noventas. México
· Quintanilla Obregón, Lourdes. 1982. Lombardismo y sindicatos en América Latina. Fontanarrosa. México.
· Regalado, Roberto. 2006. América Latina entre siglos. Dominación, crisis, lucha social y alternativas políticas de la izquierda. Ocean Sur. La Habana, Cuba.
· Revueltas, José. 1980. Ensayo sobre un proletariado sin cabeza. ERA. México.

[1] Ver Tzvi Medin, Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas y Arnaldo Córdova, La política de masas del cardenismo.
[2] Para este hecho en particular, ver el trabajo de Luis Javier Garrido, El partido de la revolución institucionalizada. La formación del nuevo Estado en México 1928-1945.
[3] Ver a Roberto Regalado, América Latina entre siglos. Dominación, crisis, lucha social y alternativas políticas de la izquierda.
[4] Lourdes Quintanilla, Lombardismo y sindicatos en América Latina. p. 60.
[5] Ricardo Melgar Bao, El movimiento obrero latinoamericano II. Historia de una clase subalterna. P. 332
[6] Lombardismo y sindicatos en América Latina. p. 71
[7] El movimiento obrero latinoamericano II. Historia de una clase subalterna. p. 333
[8] Citado por Quintanilla, Lombardismo y sindicatos en América Latina. p. 73
[9] En ningún momento se hace un llamado a romper con la estructura económica de dominación, esto es, con el capitalismo. De este modo, desde el inicio, la CTAL esta condenada a ser un instrumento mas de dominación del sistema capitalista.
[10] Nótese cierta empatía con lo realizado bajo el régimen cardenista en México. De este modo se proponía robustecer al Estado para mejorar las condiciones para la modernización capitalista de las ecónomas latinoamericanas.
[11] Si bien no se salía del esquema de dominación, por otro lado si que contribuía a la formación de la conciencia de clase necesaria para llevar a cabo, en un futuro, acciones encaminadas a la transformación radical de la sociedad.
[12] Citado por Quintanilla, Lombardismo y sindicatos en América Latina. p. 77
[13] Citado por Quintanilla, Lombardismo y sindicatos en América Latina. p. 86.
Esta postura hasta cierto punto era entendible en el escenario de guerra, ya que existían grupos, sobre todo trotskistas, que hacían un llamado a levantar las armas y destruir al Estado burgués, aprovechando la supuesta debilidad del imperialismo norteamericano. Sin tomar en cuanta, que se convertirían en la quinta columna del fascismo europeo.
[14] El movimiento obrero latinoamericano II. Historia de una clase subalterna. p. 341
[15] Ídem, p. 345
[16] Jorge Turner, La CTAL a los setenta años de su fundación.

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